Esquel, en la provincia de Chubut, es un destino que evoca naturaleza imponente, aire puro y tranquilidad. Entre sus numerosos atractivos naturales, la Laguna La Zeta se destaca como un refugio sereno y vibrante de vida silvestre, ideal tanto para aventureros como para quienes buscan un espacio de relajación. Situada a solo cuatro kilómetros del centro de la ciudad, La Zeta es un destino accesible y acogedor que combina paisajes sorprendentes con la oportunidad de conectarse con la naturaleza en su estado más puro.
Rodeada por un pinar y algunos relictos de cipreses, y enmarcada por la Cordillera de los Andes y diversos cordones montañosos, esta laguna de aguas cristalinas es el corazón de la Reserva Natural Urbana. Aquí, una diversidad de especies autóctonas de flora y fauna conviven en armonía. En los últimos años, se han realizado esfuerzos significativos para la conservación y el desarrollo de infraestructura turística, permitiendo a los visitantes disfrutar de un espacio protegido con un ecosistema cuidado. La reserva está diseñada para ofrecer diversas experiencias, con senderos bien señalizados, zonas de descanso, miradores y áreas recreativas, haciendo que cada recorrido sea placentero para todo tipo de público, desde familias con niños hasta deportistas en busca de retos físicos en plena naturaleza.
Una Caminata Entre Paisajes Cambiantes
Explorar los senderos que rodean la Laguna La Zeta es como sumergirse en una serie de paisajes de postal. El circuito más popular es el “Sendero Plaza de Los Cerros”, un trayecto de aproximadamente cinco kilómetros que bordea la laguna y ofrece vistas panorámicas del entorno. Este sendero, de dificultad baja a media, es ideal tanto para caminatas tranquilas como para recorridos en bicicleta de montaña.
Desde el inicio del recorrido, se respira el aire fresco característico de la Patagonia. A medida que se avanza, el paisaje varía entre la densidad del bosque y claros que permiten divisar la superficie de la laguna, cuyo color cambia a lo largo del día, reflejando el cielo y las montañas circundantes. Es común encontrarse con aves típicas de la región, como bandurrias, patos y cisnes de cuello negro, que añaden una banda sonora natural al paseo.
Uno de los momentos más impactantes del recorrido es la llegada al primer mirador, desde donde se obtiene una vista completa de la laguna con Esquel y sus montañas al fondo, destacando el Cordón Nahuelpan. Aquí, la calma invita a hacer una pausa, sentarse y simplemente contemplar la belleza de la naturaleza en su máxima expresión, o continuar al segundo Mirador La Terraza, con bancos para disfrutar de la tranquilidad del lugar. La combinación de montaña y agua crea un ambiente especial que invita al descanso y la desconexión.
El punto final es la Plaza de Los Cerros, el rincón más alto de la Reserva, donde se puede contemplar todos los cordones montañosos que rodean la ciudad con una vista de 360 grados. Sentarse en alguna de las cuatro estaciones y contemplar el paisaje es una experiencia única.
Una Experiencia para Todo el Año
Una de las particularidades de la Reserva Natural Urbana Laguna La Zeta es su atractivo durante las cuatro estaciones del año. En verano, el calor invita a los visitantes a disfrutar de actividades acuáticas como kayak, nado en aguas abiertas, stand up paddle, hidropedal o pesca recreativa, mientras que el senderismo y los paseos en bicicleta encuentran en los días largos y soleados el clima ideal. La laguna se convierte en un espacio refrescante, donde locales y turistas disfrutan de un baño en las aguas frescas de origen glacial.