La primavera, los colores y el paisaje invaden las retinas cuando uno recorre los caminos que trae el parque nacional. Existen muchos senderos que cruzan esos bosques y han sido utilizados durante siglos por los pobladores y desde hace algunos años por los turistas.
Para los que les gusta caminar y disfrutar de manera tranquila el entorno hay senderos bien mantenidos que salen de rutas o áreas de acampe donde es posible dejar el auto. Aunque no requieren un equipamiento especial, conviene llevar buen calzado, que proteja los tobillos, y una pequeña mochila.
Para caminantes con mayores pretensiones existe una variedad de circuitos de uno o varios días de duración. El grado de dificultad de estas travesías es variable. Pueden incluir cruce de ríos o cordones montañosos, pernocte en carpa o refugios, etc. Cuando no se tiene suficiente conocimiento y experiencia previa en la práctica del trekking, conviene contratar un guía habilitado por el Parque.
Uno de los más reconocidos de estos senderos de larga duración es el que va de Puerto Arturo a laguna Verde. Son tres días de marcha en los que entre otras cosas el turista tendrá pasar extensiones de terreno y ascender a un portezuelo muy próximo a la cima del volcán Achen Ñiyeu, para luego bordear su río de lava y escoria hasta la laguna Verde, ubicada en un entorno natural de particular belleza.
Otro sendero de similar exigencia en cuanto al desnivel del terreno es el que une los lagos Quillén y Ruca Choroy, al norte del Parque. Esta excursión se realiza en un día, pero tanto el bosque de pehuenes como las impresionantes del cordón de Rucachoroy justifican ampliamente la trepada.
En la zona sur del parque hay un recorrido que va de lago Escondido a Pucará. Prácticamente en todo el camino hay poco rastro de personas y se pasa por el antiguo aserradero de Ruca Ñire, en algunos tramos son los viejos caminos forestales y se pasa por el sitio donde funcionó un aserradero en pleno bosque, del que se conserva la máquina a vapor que generaba la energía para las sierras.
Es muy importante acudir a los guardaparques antes de iniciar cualquier caminata, para que ellos te informen sobre el estado de los senderos, que naturalmente cambia de un año a otro; y en algunos casos es obligado registrarse antes de iniciar la marcha. Respetar las indicaciones, acampar, hacer fuego y dejar la basura donde corresponde, es la necesaria contribución que nos corresponde para que el bosque y los senderos sigan iguales, antes y después de nuestro paso.
Todo el Parque Nacional Lanín es un muestrario interminable de bellezas naturales y procesos ecológicos. La contemplación de la flora y fauna, la espectacular geografía de volcanes, lagos, arroyos y valles, densos bosques de especies únicas, pobladores mapuches, cascadas y montañas se conjugan para sorprender a cada paso al visitante.
Por Florencia Piscicelli | Colaboradora.