Jueves, 10.30 AM, un amigo me manda un mensaje de Whatsapp proponiéndome irnos a acampar a Villa Pehuenia el sábado regresando el día domingo. La verdad es que hacía rato que veníamos charlando con Vicky la posibilidad de llevar a Ema a acampar, jamás hemos vivido la experiencia con ella, de hecho no acampabamos desde hace 10 años y fue nuestra única experiencia.
Claramente aceptamos la propuesta porque de no ser así, no estaría escribiendo esta experiencia.
Inicialmente la idea era acampar en Villa Pehuenia, como les comenté antes, pero una amiga nos convenció de conocer un camping que administra en Moquehue: “El Verde”. Antiguamente camping Municipal, pero desde hace cuatro años los chicos de Impodi Turismo se han hecho cargo de la concesión y lo llevan adelante muy bien, al menos por lo que nosotros pudimos vivenciar.
Comienza la aventura
Viernes… preparamos todo (o casi todo). Sábado, 7 AM cargamos las cosas en el auto y partimos rumbo a Moquehue. Salimos desde Cipolletti, por la circunvalación Cipolletti-Neuquén (conocido como tercer puente), autovía norte y luego Ruta 22 hasta Zapala donde cargamos combustible y continuamos viaje en este caso por Primeros Pinos hasta el destino.
En cuanto a la ruta nada nuevo, hasta Zapala la ruta está buena. El camino hasta Primeros Pinos es asfaltado, tiene tramos buenos y tramos feos, falta señalización pero no hay como perderse. Pasando Primeros Pinos, que mientras transitabamos la ruta por la zona pensaba «Debería llamarse Primeras Araucarias», pero no me den bola, suelo deliar mientras manejo. Luego comienza el ripio hasta casí llegar a Villa Pehuenia. Es para ir con mucha paciencia, es camino de montaña y en algunos sectores con algunas rocas que sobresalen y hay que ir esquivándolas, pero se puede ir en auto tranquilamente. No sean naboletis, vayan tranqui en todo el tramo vimos cuatro vehículos volcados, desconocemos los motivos, pero estaban volcados.
Llegando
Luego de unas cuatro horas, cruzamos la villa y tomamos el camino que conduce a Moquehue. Unos 8 kilómetros antes de llegar, sobre mano izquierda se encuentra el acceso al camping. No hay como pifiarle porque se deja ver el lago, un barcito en la entrada y un velero en el fondo como parte del paisaje, de hecho, muchos se detienen a un costado del camino y se bajan a sacar fotos porque el entorno es bellísimo.
El camping cuenta con diferentes parcelas, la mayoría a pocos metros del lago. Hay opciones para acampar en un espacio con luz y otras para disfrutar más de la naturaleza misma pero sin ella. Cada parcela cuenta con un fogón, una lámpara cerca de él y dos enchufes. Hay baños con agua caliente para una buena ducha luego de una larga jornada disfrutando del lago, una caminata o una cabalgata, quien dice. Para los que siempre están pendiente de la comunicación, NO hay wifi pero si una excelente señal móvil, al menos para quienes tenemos Movistar.
Un dato no menor para los amantes de las mascotas, el lugar es Pet Friendly, es decir que podes visitarlo con tus mascotas, obvio que tenes que ser responsable de que no molesten al resto de los que acampan.
Listo el pollo….
Llegamos, descargamos todo y lo primero fue armar la carpa para luego pensar en comer algo. La carpa, una estructural con tres habitaciones, una mansión en medio del bosque, bue, no era para tanto. El armado fue sencillo y más rápido de lo que imaginamos. Una vez listo, prendimos el fuego y nos deleitamos con un tremendo pollo al disco, ningunos tirados che.
Cervecita de por medio, charlas, música y se hicieron las cinco de la tarde, ideal para ir a disfrutar de la playa. Como viajamos con Ema, tratamos de no exponerla a los rayos solares antes de esa hora para evitarle problemas. Quién les escribe, se tiró al agua y la disfrutó, el resto fueron espectadores. El agua del Moquehue estaba más cálida de los que esperaba.
Luego vino una mateada, luego otra mateada y así llegó la hora de prender el fuego para el infaltable asadito de camping. Mientras las brasas se tornaban incandescentes, aprovechamos a inflar el colchón y preparar “La habitación” en palabras de Ema. Comimos, bebimos, escuchamos música, compartimos anécdotas y recuerdos. Panza llena corazón contento y pájaro que comió volo, así que nos fuimos a acostar. Vaya sorpresa, nos olvidamos las almohadas. Bueno improvisamos con ropa…
ZzZzZ (estamos durmiendo)
-Guaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa (Ema llorando)
-¿Qué pasó Ema?
-No tengo almohada, me molesta esta almohada…
-Bueno hija, no hay otra cosa.
-Guaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa (Ema sigue llorando)
-Basta dejá de joder que vas a despertar a todos (para esto ya estaban todos despiertos).
-Che, me parece a mí o el colchón está un poco desinflado?
-Si me parece que se desinfló.
-Voy al baño
….
Salgo del baño
-Guaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa (Ema llorando)
-No me quiero poner el buzo, no quiero ponerme medias
-No podes dormir sin ropa porque se pone frío y te vas a enfermar
-Guaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa (Ema llora y llora)
-Dale vamos a dormir. Calmate.
-Re contra Guaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa (Ema entra en modo maña)
Entro nuevamente en “La habitación” El colchón totalmente desinflado.
No nos vamos a poner con el inflador a meterle más quilombo a la noche, acomodamos las frazadas como para acolchar un poco el piso y nos tapamos con una sola de las frazadas. Ema se acostó arriba de Vicky y así durmió toda la noche o lo poco que dormimos esa noche.
Al día siguiente todas las charlas giraban en torno a lo sucedido. Por suerte la noche fue genial en cuanto a la temperatura, hasta debo decir que por un momento me destape porque tenía calor. La pegamos.
¿Fue buena la experiencia?, claro que fue buena, es una experiencia dentro de nuestra falta de experiencia. Tal vez si hiciéramos esto más seguido, hubiésemos tenido en cuenta chequear si el colchón estaba en condiciones antes de viajar, o haber conseguido otro. Tal vez si hiciéramos esto más seguido, nos hubiésemos llevado unas bolsas de dormir y no nos olvidábamos las almohadas, tal vez…
¿Fue buena la experiencia?, claro que fue buena. Nos sacó de la zona de confort, de lindos hoteles, con lindas duchas nocturnas, con sommier de 40 plazas, con TV led de 600 pulgadas y despertares con vistas increíbles a lagos o desayunos de campeones a la carta. Nos hizo, reírnos de nuestra inexperiencia.
Nos acostamos pasados de humo. Nos levantamos por la mañana, preparamos el mate y caminamos unos metros para matear a la orilla del lago escuchando las aves reclamarse quién sabe qué, o las pequeñas olas que rompen en las piedras de la orilla.
¿Repetiremos?, claro que sí, esperamos que más preparados para pasarla aún mejor. Hasta vinimos charlando en el viaje de vuelta, de la posibilidad de comprar una carpa, de comprar bolsas de dormir, de ir armándonos de elementos para salir a acampar más seguido.
En conclusión… la vida es una sola y hay que vivirla. Nos equivocamos y nos equivocaremos muchas veces, pero lo importante es salir a la aventura, salir de la rutina, experimentar, salir de la zona de confort y ser feliz. El resto es cotillón. Dejen de esperar el momento perfecto para salir a la ruta… no se pongan excusas.
Si quieren datos, el Camping se llama «El Verde, bar de playa». Lo encuentran en Instagram como @elverde_moquehue. Allí se contactan y consultan tarifas de acuerdo a la temporada en que lo visiten.
Será hasta la próxima aventura viajeros.
@ViajoConVos
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