Con sus 7.500 kilómetros de costa y 2.000 playas, Brasil es sede de unas 20 grandes competencias de surf que atraen a deportistas de alto nivel, lo que moviliza a la economía local, y también a turistas de todo el mundo, que llegan atraídos tanto por ese deporte como por sus bellos escenarios tropicales.
A fines de 2014, el deporte entró en la historia con la victoria de Gabriel Medina, el primer brasileño en el Campeonato Mundial de Surf, a lo que se sumó en diciembre de 2015, el título mundial de surf obtenido por Adriano de Souza, conocido como «Mineirinho», lo que reforzó a Brasil como uno de los países más buscados para la práctica de ese deporte.
La World Surf League indica en estos días en su sitio oficial que además de aquellos campeones, entre los primeros 30 mejores surfistas del mundo hay ahora nueve brasileños.
De norte a sur, en Brasil es posible encontrar las mejores playas para aventurarse en esta disciplina donde resaltan los circuitos Supersurf y Quiksilver Saquarema Prime, que se realizaron en Rio de Janeiro en los últimos años, unos de los principales torneos del país, además del World Qualification Series (WQS), la puerta de entrada para la elite del surf mundial.
En el calendario, también están la etapa del WCT, del Circuito Mundial de Surf, realizada en Rio, y el Circuito Maresia Paulista de Surf Profesional, que se realiza en las playas del litoral de San Pablo, en Guarujá, Maresias y Ubatuba.
Una aventura en busca de las mejores olas para el surf también puede planearse como parte de unas vacaciones inolvidables en Brasil, donde la historia puede comenzar en el nordeste, que reserva algunas de las mejores rompientes, como Cacimba do Padre, en Fernando de Noronha, Pernambuco, que ofrece olas fuertes y tubulares.
Mientras, en el sudeste, los principales destinos son Praia de Itaúna, en Saquarema, Rio de Janeiro, considerada la capital del surf en Brasil; y la de Maresias, en São Sebastião, San Pablo, que ya fue sede de etapas de campeonatos mundiales.
El recorrido sigue en el Sur, donde las destacadas son Praia Joaquina y Praia do Campeche, en Florianópolis, Santa Catarina, con sus famosas olas que llegan a un metro de altura en el invierno.
La Praia Joaquina es, además, una de las más conocidas y cuenta con una infraestructura para recibir a los visitantes, como la muy popular rompiente de Matinhos, en Paraná, que llama la atención de los surfistas aventureros y de turistas de todo el mundo.
«Para aprender a surfear en Brasil nunca es tarde», aseguran los voceros del Ente Brasileño de Turismo (Embratur) quienes afirman que » es posible disfrutar de otra manera, tomando en cuenta algunos consejos que ayudan a tener unas vacaciones diferentes».
Así recomiendan «elegir una tabla estable» que «regale seguridad» por lo que las «más indicadas son las longboards o funboards» para comenzar a cabalgar las olas.
«Usar ropa de lycra para protegerse de lesiones y arañazos», «no olvidar el protector solar», «busca primero un lugar con olas pequeñas», «al principio, quedarse acostado en la tabla, remando», y «una vez que se aprende a pararse en la tabla, tomar la ola en el lugar donde comienza a romperse», explican.
Por seguridad, aconsejan «nunca hacer surf solo, lo ideal es aprender con un instructor», ya que éste es un deporte de riesgo.
En Florianópolis se encuentra Playa Mole, que es similar a Joaquina, abierta hacia el océano Atlántico, con olas fuertes y grandes, aguas cristalinas y limpias.
Moel tiene una franja de arena fina y fuertes olas causadas por el mar abierto, pero se caracteriza especialmente por su caída, es decir, porque la profundidad aumenta abruptamente luego de unos pocos pasos hacia el mar.
La playa más conocida en Fernando de Noronha de Pernambuco es la Cacimba Do Padre, una de las mayores de la isla, de cerca de 900 metros de arena clara y blanda, con muchos árboles.
Esta isla tiene como atracción mayor el Morro Dois Irmãos, dos elevaciones semejantes, a la orilla del mar, desde donde se observa la principal y más constante rompiente con olas que pueden pasar de los 10 pies tubulares.
En San Sebastián, en San Pablo, hay playas propicias para el buceo, la práctica de deportes náuticos y acuáticos, como surf y bodyboard, además de la presencia de la Mata Atlántica, con cascadas y senderos.
Localizada en el litoral norte del estado, a 206 km de la capital y a 445 kilómetros de Río de Janeiro, este destino es conocido por el nombre de sus playas, pues cada una tiene infraestructura y vida propias, siempre con alguna novedad en términos de equipamientos y servicios.
La playa de Maresias es la principal referencia del destino, siendo que su mayor notoriedad está entre los jóvenes y el público especializado del surf, ya que la playa forma parte del circuito mundial del deporte.
El «Maracaná del Surf», como apodaron los brasileños a la Playa de Itaúna, en Saquarema, estado de Río de Janeiro, fue descubierto por los surfistas en la década del 70, y desde entonces fue comparado con Hawai por sus olas espectaculares.
A su vez, en Matinhos, Paraná, se encuentra Playa Pico de Matinhos, que tiene una estructura de madera con miradores, ideal para relajarse y disfrutar del paisaje, con una buena formación de olas para entretener a los surfistas.