A poco más de dos horas de vuelo desde Buenos Aires, Córdoba y Rosario, la mayor ciudad de Brasil, San Pablo -popularmente conocida como Sampa- ofrece gastronomía de excelencia, cultura, una vibrante movida nocturna, shoppings y tiendas sofisticadas, todos elementos que la convierten en un atractivo destino para el turismo de fin de semana.
Los 101 museos, 165 teatros, 282 salas de cine, una vibrante oferta cultural y gastronómica y decenas de parques y plazas para descansar del cemento, convierten a la tercera mayor metrópolis del continente y la más poblada de América del Sur, como la meca del turismo ejecutivo, de congresos, académico o de tránsito hacia el litoral paulista.
«San Pablo tiene todo para convertirse en un destino de fin de semana, especialmente desde ciudades como Buenos Aires, Córdoba y Rosario, con una muy alta oferta de conexiones aéreas a precios realmente bajos«, dijo el Ministro de Turismo de Brasil, Marcelo Álvaro Antonio.
¿Qué hacer en San Pablo?
El paseo se puede comenzar el viernes por el centro de la ciudad, cuando la actividad de oficinas aún llena de vida a una zona que puede lucir desangelada los fines de semana, y donde se podrán descubrir palacetes y construcciones históricas que albergan museos, teatros, casas de shows y restaurantes.
Entre ellos, el Centro Cultural Banco do Brasil (muestras de arte, cine, talleres, teatro y música en un predio de data de 1901); el Monasterio de Sao Bento; y la tradicional Casa Mathilde, sucursal de la dulcería fundada en 1850 en Portugal, ubicada en la Plaza Antonio.
Para una visión panorámica, subir a la torre Banespa de 161 metros de altura y un mirador de 360º, que se inauguró en 1947 inspirada en el Empire State, y que fue por 20 años el edificio más alto de la ciudad, es una de las visitas recomendadas.
Para el sábado o domingo, el Mercado Central es una buena opción para degustar el clásico mega sándwich de mortadela, frutas y los jugos naturales, mientras que el pintoresco barrio de Vila Madalena también suele ser un polo para los turistas que buscan el alma bohemia de la ciudad.
«San Pablo tiene todo: visitas grupales, eventos, restaurantes de excelencia, shoppings de lujo, cultura y música, y al ser la mayor puerta de entrada a Brasil, los viajes se abaratan gracias a la gran oferta de conexiones aéreas, en especial desde Argentina«, destacó por su parte el flamante Presidente de Embratur, Paulo Senise.
Indispensable un paseo por los 3 kilómetros de la avenida Paulista, cerrada al tránsito los domingos, cuando se colma de caminantes, ciclistas, grupos musicales, clases de gimnasia y manifestantes de causas más variadas.
Entre sus modernos rascacielos, se descubre el Instituto Moreira Salles, un sofisticado centro cultural y gastronómico, y el Museo de Arte de Sao Paulo (Masp,) que cuenta con más de 8.000 piezas de arte europeas, que se puede completar con un paseo por el Parque Ibirapuera, de 158 hectáreas, con museos, locales para conciertos, lagos, fuentes y obras de arte al aire libre.
La oferta gastronómica refleja la amalgama de colectividades, con restaurantes japoneses de clase mundial; las casas de lámen -versiones más accesibles de comida japonesa con los fideos de arroz como plato insignia-; cocina mediterránea, churrascarías, comida italiana, comida brasileña con toques gourmet; y las 6.000 pizzerías que los paulistas aseguran que existen en esta increíble megalópolis.
Siempre dije que me gustaría ir a explorar San Pablo, varias veces escalas de vuelo o bajada para tomar un bus hacia Ilha Grande pero nunca la vi más que de una ventanilla. Armate algo y vamos, yo te ayudo con el idioma:-)